Qué hay detrás del engaño de automotriz alemana?

Todas las dificultades por las que la industria automotriz (IA) global atravezó tienen que ver básicamente con energía. Las crisis que originaron el incremento del precio del petróleo determinaron que al reestructurarse tanto productiva como financieramente, se flexibilizara el trabajo y se conformaran esquemas productivos separados y dispersos. El nivel de importancia que adquiere este sector manufacturero es determinante para que los gobiernos lo incluyan como estratégico dentro de sus políticas de estado. En Europa, Alemania lidera el desarrollo de la Unión europea, Inglaterra en el Reino Unido, en Asia, Japón pese a una deflación de más de una década, seguirá al mando del liderazgo económico mientras que China permanecerá como la fábrica mundial por lo menos hasta el 2050, si EE.UU. decide que La India o África la desbanquen ya que cederá su crecimiento poblacional y la mano de obra avanzará hacia una de mayor calificación, mucho más cara que en otros países en desarrollo a donde migrará con ingresos per cápita por debajo de los estandares de los desarrollados, como ya ocurre hace mucho en México donde los bajos ingresos son menores que en Brasil la superpotencia sudamericana.
En los negocios y en la guerra, como en otro orden de cosas; todo vale, las estrategias se tornan fundamentales para decidir las políticas futuras a implementar y cada movida similar a las de una partida de ajedrez determina el grado de impacto sobre las decisiones tomadas.
Lo ocurrido días atrás con VW, empresa del más grande fabricante alemán de la IA, dueño de las marcas, Audi, Bentley, Bugatti, Lamborghini, Porsche, Seat, Skoda, VW, Scania, Man, VW vehículos comerciales, Ducati, prácticamente dueño, con el 90 por ciento del accionariado de la italiana Italdesign Giugiaro y en alianza con Suzuki propietaria del casi 20 por ciento de sus acciones; abriría nuevamente el tapete de la discusión de los planes de acción gubernamentales respecto a las políticas energéticas de los países.
En Europa, la política energética determina un elevado grado de dependencia importadora, pobre capacidad para diversificar; volatilidad, altos precios y demanda ascendente de energía. Altos riesgos en la seguridad productiva, cambios climáticos, bajo progreso en eficiencia energética. Los retos en energías renovables, transparencia, integración e interconexión buscarían conseguir energía limpia y desarrollo sostenible.
Japón, a través de sus reactores nucleares esperaba incrementar al 2017 el 30 por ciento de la electricidad, pero con el problema ocurrido el 2011, se vio en la necesidad de replantear su matriz energética virando hacia una nueva política dada la fuerte escasez de recursos naturales y la dependencia de en promedio el 84 por ciento de sus necesidades energéticas, de tal forma que la “Agencia de energía atómica japonesa” buscará reducir el 54 por ciento de las emisiones de CO2 hacia el 2050 y en un 90 por ciento al 2100.
EE.UU. por el hecho de tener sólo tres leyes en previsión, estímulos y concesiones fiscales para desarrollar energía, renovarla y mejorar la eficiencia no ha diseñado una profunda política energética orientada al largo plazo a ello obedecería su resistencia a firmar el protocolo de Kioto dejando que el mercado sea el que reduzca el calentamiento global.
Por su lado, China pese a ser el mayor emisor de gases de efecto invernadero es a la vez líder mundial en energías renovables, su sector industrial consume el 70 por ciento de su energía. Es altamente dependiente de recursos energéticos como petróleo. El 30 por ciento del crudo que importa proviene de África, el 80 por ciento de lo que se importa de Irán es petróleo crudo. El consumo de petróleo podría hacia el 2035 incrementarse hasta 4 mil millones de toneladas,  originada entre otros factores por un crecimiento esperado del parque automotriz en promedio 200 millones de vehículos hacia el 2030.

Las emisiones en los vehículos de la automotriz alemana; se tratarían, no solo de un “engaño encubierto” para mostrar valores diferentes a los registrados en estado inactivo diferentes a los que están en movimiento y a determinada velocidad pues al parecer esto le ocurriría a gran parte del sector ya que con todas las innovaciones generadas para desarrollar vehículos híbridos, enchufables y menos contaminantes los rangos de precios finales son aún mayores a los productos convencionales.

La débil política energética norteamericana crearía el escenario y el pretexto adecuado para buscar mecanismos de control anticontaminantes con la finalidad de contrarrestar la oferta automotriz China hacia su mercado y a hacia otros, frente a un proceso inversor expansivo no solo en este sector sino en otras áreas, así como el desarrollo de centrales nucleares que forman parte de una política estratégica dentro de los cuales se encuentran numerosos convenios celebrados. Muestra de ello es el “Convenio marco de cooperación económica” firmado con Argentina, en julio del 2014 donde el gobierno chino otorgaría financiamientos con tasas más bajas del 3.8 por ciento que tiene la libor; sumado a ello el interés de México por atraer inversiones Chinas para reducir la dependencia con EE.UU.

En términos financieros, VW al haber conseguido el 2014 utilidades por 11, 500 millones de dólares propone reservar en sus estados financieros cerca de 118 mil millones de dólares para compensar los daños originados en cerca de 11 millones de automóviles que serían llamados a revisión luego que la Agencia de protección ambiental EPA (por sus siglas en inglés), descubrió el “engaño” que condujo en automático a la caída del valor accionario logrando de esta manera evitar distribuir dividendos lo que llevaría a que de no retirarse la totalidad de los vehículos no se pagaría la cifra reservada para pagar y lo que es más; ese dinero permitiría reinversión para reestructurarse y mejorar competitividad futura.
Jugada estratégica que emularía la realizada por Porsche en octubre del 2008, empresa del grupo al hacerse del 75 por ciento del valor accionario justamente de esta misma empresa y ganar alrededor de 40 millones de euros en una “movida táctica” sin precedentes que es materia de estudio en las escuelas de negocios del mundo. En esta jugada estratégica, el resultado esperado  sería retroceder un paso para dar 10 adelante y liderar el mercado como al parecer ya lo habría logrado al quitárselo a Toyota por primera vez este primer semestre 2015.

Al potenciarse, VW y las empresas del grupo tendrían la posibilidad de competir en mejores condiciones tanto productivas como financieras en un mundo donde ganar depende del nivel de eficiencia energética que se logre y que al parecer ese es el planteamiento hacia el 2018 del mayor fabricante europeo.

Hasta la próxima
Juan Távara Balladares
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