Al finalizar el 2017, Nissan Motor Company decidió “divorciarse” de Maquinarias S.A.C., su socio en la comercialización y servicio post- venta para Perú nombrando a la vez una nueva subsidiaria tal y como ya habría hecho el 2014 para Argentina, Brasil y Chile que en conjunto formarían parte de Nissan América Latina.
Al surgir este nuevo escenario, la capacidad competitiva de la empresa habría variado por completo determinando que los puntos para comercialización y asistencia post venta cayeran de 24 concesionarios a solo 18. ¿Esto es conveniente?, definitivamente que no. La inconveniencia de reducir la cantidad de concesionarios dado el actual panorama competitivo del sector para cualquier marca implicaría a futuro perder posicionamiento y participación de mercado.
Cuota de mercado que en Perú ya vendría afectando a Nissan tal y como se verifica en la información de agosto 2018 de la AAP, donde la marca cae hasta 3.6%, estadística que al finalizar el 2017 fue de 5.9% aunque en ambos casos la japonesa se mantenga en el sexto escalón del top ten.
En este caso, Nissan Perú, nueva subsidiaria de la automotriz nipona, con casi un año de su creación en enero del 2018 tendrá que tomar decisiones con mayor rapidez, para no seguir cayendo en el ranking competitivo traducido a la vez en menores preferencias de los consumidores nacionales, de lo contrario estaría emulando la falta de proactividad e inacción que al parecer caracterizó al Partner desactivado que lo llevó a perder el segundo lugar cuando Nissan competía solo con Toyota y VW.
Con el correr de los años, al ingresar más “jugadores” al sector, Nissan con Maquinarias nunca pudo superar a Toyota y no solo perdió la prestigiada ubicación que mantuvo hasta casi entrados los años 2000, obviamente en un entorno de mercado más cerrado, sino que bajó al cuarto puesto para a su salida caer a un desastroso sexto peldaño pese a que lo mejor del sector se mantiene siempre dentro de los 10 primeros lugares.
Aunque no resulte catastrófico estar ubicado sexto en el segmento masivo automotriz, esta alineación habría sido determinante para que los consumidores se abstengan por decidir a favor de los productos de una excelente marca que globalmente ya forma parte de la fórmula E, donde Nissan busca evaluar el desempeño de los vehículos eléctricos vía su programa “Movilidad Inteligente Nissan”.
Mercado de eléctricos, en el que junto a Renault ocuparían una alta preferencia de consumidores alrededor del mundo, mientras que con Mitsubishi su nuevo aliado, la alianza Nissan- Renault-Mitsubishi habría destronado del primer lugar a VW dejando a Toyota en el tercero al haber logrado comercializar el 2017, 10.6 millones de vehículos, 200 mil más que el grupo alemán (10.4) y 500 mil más que su paisano Toyota (10.1)
La decisión de romper 60 años de sociedad habría devenido, desde mi óptica, primero porque la capacidad financiera de Maquinarias no se ajustaba con los requerimientos futuros de la marca que la frenaban para equipararse y competir de igual a igual con quien lidera el sector.
Segundo, porque igualarse competitivamente y llegar en mejores condiciones al consumidor final implicaría romper la barrera comercial existente expresada en la diferencia de concesionarios, con 54 del líder, 18 de Nissan, se necesitarían incluir 36 socios o aliados más para nivelarse a su principal competidor y líder del mercado.
Esto representaría una inversión de 200% en puntos de venta propios o gestionar y compartir los costos y utilidades con aliados que actuando solos nadie podrá soportar la presión para conseguir resultados que los lleve a reducir el tiempo de recuperación de la inversión junto a la capacidad logística para administrar inventarios, configurar modelos, repuestos y demás productos.
Panorama que de acuerdo con las exigencias de los consumidores le permita competir eficientemente frente probablemente a pobres utilidades esperadas por ser Perú un mercado muy pequeño comparado por ejemplo con China donde se comercializan cercanos 1.8 millones de vehículos de la marca y que no justificaría inyectar tamaña cantidad monetaria considerada como la mínima requerida.
En este escenario, Nissan Perú, tendrá que actuar con la experiencia y capacidad de compra global de un “retail” o dejar que una de las subsidiarias de mejor performance atienda a Perú y otros países de América Latina y El Caribe para no incurrir en costos de distribución que no podrá absorber perdiendo rentabilidad y competitividad futura.
Por otro lado, el no contar con productos de cilindradas menores con los que sus competidores le arrebataron prácticamente su espacio competitivo, se constituiría en otra fuerte debilidad para la marca, a menos que la fabricante japonesa haya decidido esperar a que la infraestructura para recargar vehículos eléctricos se complete en Perú que conduciría a la alianza franco-nipona Nissan-Renault-Mitsubishi a apoderarse del mercado automotriz futuro.
Sin embargo y mientras ello ocurra, en base a haber perdido la representación en varios lugares del interior del país y de Lima y al encontrarla con escasos puntos porcentuales de participación de mercado, le seguiremos preguntando:
Nissan Perú: ¿Dónde estás que no te veo?
Hasta la próxima
Juan Távara Balladares
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