Energía eléctrica vehicular: ¿Caro anhelo?

Mientras en Perú, América Latina, El Caribe y países pobres no se masifique la red para que los vehículos la puedan usar convenientemente, la energía eléctrica vehicular ¿será acaso un caro anhelo?

En el caso peruano ¿ocurrirá lo mismo que con los excesivos costos de los servicios de luz, telefonía, internet u otros que pagamos a precios mayores que en diferentes países de la región, mucho más si las relacionamos globalmente?

Condición que desde mi óptica por encontrarse en la fase de introducción el acceso a la red de energía eléctrica vehicular todavía será un caro anhelo peruano, tal y como ocurre con cualquier otro producto que, al lanzarse siempre hay un período de tiempo para que luego de madurar alcance el punto óptimo que le permita al fabricante o proveedor, reducir los precios de llegada al mercado.

Pese a ello, sin embargo; una de las ventajas con las que cuenta el actual concesionario de energía eléctrica en Perú es el hecho de conocer muy bien el mercado al atenderlo con energía eléctrica convencional y por saber exactamente cuántos puntos de atención existen. Al tener focalizados los puntos de llegada, y de tener conocimiento exacto del consumo de cada cliente, clasificados incluso por tipo de consumidor le da una posición privilegiada que debieran constituirse en la base para que las tarifas que paguemos sean menores a las que desde ya el regulador aprobó.

Lamentablemente, Osinergmin, como organismo regulador de las tarifas de electricidad, habría perdido autonomía por la injerencia del poder ejecutivo desde el Ministerio de Economía y Finanzas y probablemente también por la de los agentes económicos que intervienen en el sector, determinando que su labor funcional como tal se debilite para establecer tarifas que serían desde ya superiores a otras que existen en países similares al nuestro que iniciaron su red de puntos de recarga eléctrica vehicular con algunos años de anticipación.

Por el lado automotor, al no tener industria y solo actuar como canales de comercialización, el proceso de sustitución para vender vehículos 100% eléctricos, enchufables e híbridos se podría tornar muy complicado si los importadores, representantes y dealers de las marcas no se reinventan dado que ahora subsisten apoyados en los servicios post venta que ofrecen y que en un afán por retener a sus clientes en algún momento ampliaron las garantías hasta siete años cuándo las que existían en la década del 2000 sólo llegaban a 24 meses.

De ampliarse el mercado de vehículos eléctricos, el impacto económico será contundente y demoledor no solo para los canales retail sino para toda la red de proveeduría global.
¿Ustedes que opinan?
Los espero en el siguiente post
Juan Távara Balladares
www.carrosok.com
Autoridad automotriz