En Perú, el ingreso per cápita ha variado sostenida y positivamente y eso ha llevado a que los hábitos de consumo se modifiquen determinando un efecto consumista que se refleja en el interés de las personas por cambiar de vehículos con una frecuencia más dinámica observada hace algunos años atrás. En este contexto, las marcas pugnan por mantener sus cifras de ventas y para conseguirlas reducen continuamente sus precios induciendo a renovar unidades usadas por nuevas.
El problema que se origina en estas condiciones es que los usuarios enfocados en los descuentos por conseguir no toman en cuenta que lo que reciben a cambio son vehículos “0” kms., con uno o dos años de antigüedad que no justificarían las rebajas percibidas pues al recibir estas unidades los usuarios inmediatamente tienen una pérdida de depreciación por año de 20% ó más sin haberse usado y otra que se genera al usarlas de entre 10, 20 e incluso 30% dependiendo de la marca, modelo y posición de esta en el mercado.
Razones por las cuales, la compra realizada del carro nuevo desde ya se constituye en pérdida no recuperable a la que se deben sumar los costos financieros en los que se incurre si se financia, los que representan para liberar la prenda bancaria que realiza la entidad financiera para asegurar que las personas no puedan vender la unidad mientras se mantenga la deuda, los costos por servicios post venta a los que se le obliga al usuario mientras dure la garantía y el pago del seguro para protegerla mientras permanezca la deuda bancaria.
En consecuencia, ningún vehículo nuevo representaría una buena inversión si la comparamos con la pérdida que el usuario debe asumir y que debiera tomar en cuenta debiendo evitarla y/o minimizarla para cuando desee venderla.
Hasta la próxima
Juan Távara Balladares
www.carrosok.com
Autoridad en usados!