Los pasajeros de avión enfrentan precios más altos, menos opciones y naves abarrotadas, mientras las aerolíneas aumentan su número de plazas o eliminan rutas, luchando por mantener los beneficios y rebajar el impacto de los crecientes precios del combustible.
Los precios del combustible para aviones está cerca de máximos récord, mientras los impuestos y las tasas de aeropuerto suben. De modo que las compañías reducen la frecuencia de algunos vuelos para reducir costos y no espantar a unos clientes que ya están algo asustados con el alza de los precios.Según la Asociación Aerolíneas Europeas, la capacidad entre sus miembros se redujo en un 4,6% en el primer semestre del 2012, en comparación con el año anterior.
Pero ese declive llega tras un aumento de casi el 23% entre 2004 y 2011, impulsado por nuevas naves ordenadas por las compañías cuando la demanda era mucho más fuerte.
«Tenemos una sobrecapacidad del 10% al 20% en Europa, en función del número de asientos ofrecido», dijo Philipp Goedeking, director gerente y experto de aerolíneas en la consultora AlixPartners.
Por ejemplo, la alemana Lufthansa elevó más de un 50% su capacidad entre 2007, el último máximo del sector, y 2011, según datos de Reuters, impulsada por la adquisición de empresas como Brussels Airlines y Austrian Airlines.
El segmento de bajo costo ha crecido incluso más rápido. La irlandesa Ryanair sumó un 72% más de asientos, y su rival británica easyJet creció en un 59%.