Motores pequeños: Eficiencia en consumo y niveles de peligrosidad

La crisis automotriz del 2008 en EE.UU.  fue consecuencia de la falta de previsión de los tres grandes de la industria (General Motors, Ford y Chrysler) fabricantes que se olvidaron de evaluar a futuro que  al incrementarse el petróleo y obviamente sus derivados (la gasolina)  les generó problemas no sólo en su fase productiva sino en el viraje de los consumidores hacia unidades de menor cilindrada y consumo ya que enfocados en los 90 en maximizar utilidades fabricaron  unidades de forma tal que sólo una de ellas generaba la rentabilidad que obtenían en tres unidades pequeñas producidas y vendidas. Al subir el barril de petróleo hasta cifras no esperadas se presentó una oportunidad de mercado que fue rápidamente aprovechada por fabricantes japoneses como Toyota y Honda, representó un cambio de manera radical en el consumo de los americanos, quienes acostumbrados a conducir vehículos de grandes cilindradas, al perder sus empleos y ver reducidos sus ingresos optaron por unidades más económicas para ahorrar en el consumo de combustible que ya se encontraba en niveles altos, este efecto se ha propagado en países como el nuestro, altamente dependientes del petróleo y en donde los niveles de ingreso aún no son consecuentes con el trabajo que se desempeña y se opta por la generación de ingresos vía otros medios como el pasar de profesional a taxista.
Usar un vehículo pequeño en cilindrada se constituye en una buena opción de eficiencia para ahorrar en combustible pero a la vez representa un incremento de la peligrosidad y la generación de accidentes como ocurrieron en nuestro país cuando sin control gubernamental se permitió el ingreso de los modelos Tico de la desaparecida «Daewoo», con motores de 800 cm3.
Al conducir un vehículo de cilindrada pequeña es necesario tomar en cuenta no sólo el ahorro de combustible que se consigue, sino que al ingresar a las pistas y llevarlo a altas velocidades existe una alta probabilidad de pérdida del control  y de estabilidad por el bajo peso del auto. Quienes conducimos nos percatamos de esto cuando al costado nuestro pasa un camión y pareciera como que se levanta el vehículo que conducimos si este es muy pequeño y no muy pesado.
En Perú, el mercado de vehículos nuevos afortunadamente sigue creciendo generando más puestos de trabajo en la comercialización y en el negocio “retail”, lo cual es muy importante, sin embargo; el problema se genera cuando gerentes generales, de marca, de producto, comerciales y otros  preocupados por conseguir su cuota de mercado solicitan a los  fabricantes  unidades con configuración debajo de los rangos permitidos o simplemente para competir en los segmentos a los cuales se dirigen , tema que pude verificar en mis años de permanencia a cargo de la división de usados, año 2001 en un dealer de Mitsubishi , cuando una Montero de US$46,900 ingresaba sin bolsas de aire y sin abs, algo absurdo dado los niveles de precio y que ha llevado a una marca de alto valor a un pésimo nivel de posicionamiento que el que tiene ahora.
En la actualidad, los representantes de las marcas Hyundai  y Kia importan y comercializan los modelos i10 y Picanto con motores 1100 cc., con 1350 kgs. de peso, y 1000 cc., respectivamente.
Pero, que ocurre si esas unidades por ser básicas y de no tan bajo precio son compradas por usuarios que las ingresan al servicio público de taxis?
El Reglamento Nacional de Vehículos, Decreto supremo Nº 058-2003-MTC, Artículo 25°, Inciso 4 dice que el peso neto mínimo debe ser de 1000 kg y cilindrada mínima de 1450 cm3.
Si estas unidades ingresan al servicio público no sólo los usuarios son responsables por los accidentes que se ocasionarían en los excesos de velocidad sino porque los importadores no establecen los parámetros correctos cuando se configura un vehículo e ingresan sólo para impedir, desacelerar o frenar el crecimiento de otras marcas líderes o simplemente con las que compiten.
Tengamos cuidado en la elección del vehículo que compremos y que será nuestro «compañero» por mucho tiempo.
Juan Távara B.
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