
Los vehículos autónomos representan la evolución e incesante innovación de la industria automotriz.
Para llegar a la no intervención humana se han implementado una serie de algoritmos y software basados en inteligencia artificial (IA) que con aprendizaje automatizado reconocen, reaccionan y deciden en tiempo real.
La integración de sensores, robótica, machine learning e IA abarca cinco niveles que iniciando desde cero el conductor controla completamente el vehículo.
En el rango uno, vía sensores el crucero adaptativo a diferencia del convencional control de crucero, además de adaptarse a las condiciones del tráfico establece, ajusta la velocidad y frena si detecta vehículos delante.
La automatización parcial en el nivel dos controla aceleración, frenado y dirección, pero necesita la atención del piloto. En la fase tres la automatización está condicionada a eventualidades determinando que el conductor intervenga.
En el cuarto escalón de alta automatización solo participa el piloto si ocurre alguna falla y en el quinto se excluye totalmente al humano del volante y los pedales.
Los vehículos autónomos equipados con sensores infrarrojos y mapas 3D detectan obstáculos, los radares miden la velocidad y la distancia de objetos, mientras que las cámaras realizan reconocimiento visual del tráfico y el tránsito.
Los sensores ultrasónicos buscan estacionamiento, los GPS incluidas las unidades de medición inercial con extrema precisión registran y graban internamente velocidades y aceleración.
La matriz de decisión se constituye en algoritmo clave por tomar decisiones en tiempo real al evaluar el escenario de la conducción, mientras que el de agrupamiento clasifica los objetos.
El de reconocimiento de patrones detecta, entiende y establece la reacción y el de regresión predice comportamientos que se ven expuestos al dilema moral de decidir qué hacer cuando un peatón invade la pista intempestiva e imprudentemente.
Para no chocar con otro vehículo evitando un probable accidente en cadena es posible que opte por esquivar o atropellar a la persona.
Frente a la eventualidad de la ocurrencia de accidente el vehículo autónomo optaría por proteger al peatón o salvar a los ocupantes.
El vehículo proveído de millones de datos determinará la edad del peatón y resolverá de acuerdo con la sociedad donde circule.
Asumiendo que el temerario transeúnte es joven, en el país que se venere la vejez como sinónimo de sabiduría probablemente se decida por salvaguardar la vida de los ocupantes del vehículo si estos pertenecen a la tercera o cuarta edad.
El caso inverso se generaría si en determinado país el anciano es considerado como que ya cumplió su ciclo de vida, cuidando al joven. Por lo tanto; el vehículo frenará, desviará su trayectoria o embestirá al anciano protegiendo a los muchachos que viajen en él.
Entrenamiento intenso parte del aprendizaje automatizado constituyen componentes de la ética y la moral que reducirán los sesgos para lograr el vehículo super seguro y 100 % autónomo.
Los espero en el siguiente post
Juan Távara Balladares
www.carrosok.com
Autoridad automotriz