La electromovilidad al sustituir la construcción de vehículos impulsados por gasolinas y diésel hacia híbridos, eléctricos y autónomos crea globalmente una conmoción sin precedentes en la empleabilidad y los empleos, impacto que lleva al efecto desplazamiento de mano de obra vía el reemplazo de máquinas.
Este proceso de sustitución en las oportunidades laborales se exterioriza más cuando los procesos productivos implementan inteligencia artificial (IA), realidad aumentada y virtual, impresión en 3D, drones, internet de las cosas, robots, big data, Blockchain, machine learning y más cambios tecnológicos que la industria automotriz implementó con bastante anticipación invirtiendo miles de millones de dólares en investigación para innovar y desarrollar llegando al proceso de transición de la electrificación dotando de innumerables prestaciones confiables, seguras e inimaginables y dejar de fabricar progresivamente vehículos a combustión.
Estas y otras tecnologías que incrementan la productividad mejoran la calidad y reducen costos; en el corto y mediano plazo seguirán dañando el nivel de ingresos en todas las actividades técnicas y profesionales mientras el desfase de las calificaciones laborales no se equipare con nuevos estándares, con capacidades cognoscitivas e intelectuales aún desconocidas pero necesarias de implementarse a la brevedad para no quedar fuera del mercado ocupacional.
Un reciente informe 2024 de la organización internacional del trabajo permitía verificar que al 2022 en América Latina y El Caribe la mayoría de los trabajos son a tiempo parcial, inseguros e informales. Este comunicado concluía que, tener un título profesional no garantiza ser admitido en ocupaciones que se ajusten a los estudios realizados.
Actualmente, cercanos 68 millones de hombres y mujeres incesantemente buscan trabajos que no consiguen, más de 123 millones de jóvenes que teniendo empleo son pobres, mientras que 270 millones que equivalen a una quinta parte de este grupo poblacional alrededor del mundo no estudian, ni reciben capacitación creando un futuro más que incierto para insertarse en cualquier actividad económica.
El proceso de automatización instaurado intensamente mucho más en países con ingresos altos que en los de bajas remuneraciones, que al no haberse integrado en los procesos fabriles continuará ampliando los niveles de desigualdad y abandonando a quienes se mantienen con escasas o nulas capacidades.
Aun cuando la industria automotriz es considerada la sexta economía del mundo y estratégica por el ingente volumen de transacciones generadas trascendentales para el crecimiento del PBI de los países, al anunciado cierre de plantas consecuencia de los estragos y las crisis que creó el Covid19 se suman la falta de demanda y el interés por mejorar rentabilidad para equilibrar pérdidas ocasionadas por la falta de suministros perjudicando a toda la red de proveeduría automotor, el mundo seguirá enfrentando significativas pérdidas de puestos laborales que esperemos con la IA vire positivamente en el largo plazo.
Lo espero en el siguiente artículo
Juan Távara Balladares
www.carrosok.com
Autoridad automotriz