La industria automotriz enfrenta uno de sus momentos más críticos en la historia. Desde el impacto del COVID-19 hasta las guerras recientes, factores como la escasez de componentes y la falta de energía han paralizado la producción en varias partes del mundo. Además, el avance tecnológico hacia vehículos eléctricos y autónomos está reconfigurando completamente el sector.
El empleo en este sector está experimentando una caída significativa. La inteligencia artificial, el internet de las cosas, el Blockchain, el big data entre otras tecnologías están desplazando a trabajadores no cualificados. En Perú, donde un cercano 80 % de la población trabaja informalmente, esta situación se vuelve aún más compleja con millones de personas sumidas en pobreza monetaria debido al desempleo.
En Europa, empresas como Volkswagen llegó a plantearse el cierre de plantas en el país, algo que nunca había sucedido en la historia de la empresa. La transición hacia vehículos eléctricos e híbridos está acelerándose globalmente. La digitalización intensiva también implica un cambio radical en cómo se contrata personal, solo aquellos con habilidades actualizadas tienen posibilidades reales de mantenerse empleados.
Para sobrevivir a esta crisis global, es crucial fomentar emprendimientos dentro del sector automotriz. En Perú, donde gran parte de la economía depende del trabajo informal autoorganizado por sus ciudadanos, desarrollar iniciativas locales puede ser clave para mitigar los efectos negativos del desempleo masivo.
Mientras que las innovaciones tecnológicas impulsan cambios radicales en cómo opera esta industria vital para muchas economías mundiales, también plantean retos significativos tanto para trabajadores como para empresas que buscan adaptarse a un futuro cada vez más incierto, pero inevitablemente conectado a nuevas formas sostenibles e inteligentes de movilidad.
Cierre de plantas y desempleo automotriz