Audi quattro en circuitos de alta velocidad

 

 

 

 

El reciente triunfo de Audi en las 24 Horas de Le Mans demostró una vez más la superioridad de esta tecnología.
Con quattro Audi ganó el TransAm, el IMSA GTO y el DTM a finales de los 80 y comienzos de los 90.
En 1996 Audi disputó siete campeonatos nacionales en tres continentes y los ganó todos. Hazaña aún no alcanzada por otro constructor.
INGOLSTADT, (Alemania),La tecnología quattro es un sistema de tracción superior; muy superior. En el mundo del rally incluso llegó a ser tan superior que los funcionarios más conservadores tuvieron que cuestionarse si los Audi debía ofrecer handicaps a sus rivales o si debían prohibir del todo el uso de la tracción total permanente. Las grandes organizaciones del deporte decidieron con rapidez…
El espectáculo no podía verse amenazado por una jugada individual de quattros. El espectáculo está hecho para los fans y para la televisión; también para los patrocinadores. Consiste en una batalla por la victoria; puerta con puerta, rueda con rueda, luchando por unas décimas de segundo. La superioridad no es buena para el espectáculo, ya que la pelea por los últimos puestos no se retransmite por televisión.
A partir de entonces los autos de competición de Audi se vieron sometidos a cargas adicionales muy pesadas (como primera medida contra la superioridad de quattro).
Los autos de la casa alemana pasaron rápidamente a identificarse con un mayor desgaste de los neumáticos, una carga sobre los frenos más elevada, un mayor consumo y, por supuesto, una peor aceleración.
Para tener en cuenta la seguridad de los conductores, de los funcionarios y de los espectadores, se tuvieron que reforzar las piezas de la suspensión. El avance tecnológico conseguido hasta el momento había tocado fondo. Al menos en el Mundial de Rally.
Tras el retiro del Campeonato Mundial de Rally en 1986 y dejar establecido el récord en el ascenso al Pikes Peak, en Colorado (Estados Unidos) al año siguiente, los directivos de Audi buscaron nuevos horizontes.
La serie norteamericana TransAm ofreció el marco adecuado para demostrar la superioridad de la tracción quattro.
En 1988 Audi cruzó el Atlántico para dejar huella en la historia de las competiciones. Siguiendo las normativas vigentes se construyeron y modificaron tres Audi 200 quattro. Bajo su capó se encontraba el mismo cinco cilindros turbo de 530 caballos con el que se había disputado antes el Campeonato Mundial de Rally.
Hurley Haywood, vendedor de Audi en Jacksonville (Florida) tomó la salida en 14 válidas del TransAm y aseguró el título al ganar ocho de ellas, en ocasiones ayudado por sus colegas alemanes Hans Joachim Stuck y Walter Röhrl, quienes permitieron que Audi se hiciera con el primer lugar en el campeonato de constructores.
Un año más tarde, el equipo oficial se trasladó a la serie IMSA GTO, cuyo reglamento era libre. La línea exterior del Audi 90 quattro era prácticamente, se podría decir, nada más que una especie de disfraz.
De hecho, el GTO era un auto de competición con carrocería de fibra de carbono. Su motor de cinco cilindros proporcionaba en la última evolución 720 caballos de potencia; las cuatro ruedas motrices tenían 14 pulgadas de ancho.
Stuck recibió los laureles del ganador en siete de las trece válidas del certamen; mientras que la escudería oficial finalizó en segunda posición de la clasificación de constructores.
El alemán Stuck, originario de Grainau, se convirtió así en el conductor más famoso en esta dura competición por ser el campeón del mundo, pero tuvo que renunciar voluntariamente al título, ya que el equipo de Audi no pudo presentarse a las dos primeras carreras de larga distancia de la serie.
En 1990 y 1991 Audi disputó el Campeonato Alemán de Turismos (DTM) con el modelo más alto de gama, el V8 quattro. El motor atmosférico de 3,6 litros de esta gran berlina de lujo proporcionaba 462 caballos de potencia.
Junto a la tracción total, esa potencia fue suficiente para mantener constantemente a raya a los rivales con menos caballos, sin embargo, más livianos que los 1.220 kilos que ponía en báscula aquel Audi de competición.
Stuck triunfó en 1990 ante su propio público, que también vio como Audi se quedó con el título de constructores del DTM ese año.
Con cuatro V8 quattro y además los pilotos Frank Biela, Frank Jelinski y Hubert Haupt, Audi emprendió la dura tarea de defender el título. Y lo consiguió, por primera vez en la historia del campeonato alemán, a pesar de los considerables handicaps de peso a los que los quattro tuvieron que verse sometidos debido a su superioridad. Biela se hizo con el título de la DTM en 1991 en una final no apta para cardiacos en el circuito alemán de Hockenheim.
Al año siguiente, los quattro, ya acostumbrados a la victoria, se vieron frenados bruscamente en el DTM. Desde luego, no precisamente en la pista, sino en el aspecto burocrático, donde los organizadores declararon que el cigüeñal del ocho cilindros no cumplía con el reglamento, a pesar de que había superado dos pruebas que acreditaban la conformidad con el mismo. A mitad de temporada Audi se vio forzado a abandonar el campeonato.
Con el Audi A4 Supertouring se consiguió en 1996 una serie de éxitos inédita hasta el momento. El Audi A4 quattro Supertouring con motor 2.0 de cuatro cilindros y 300 caballos de potencia disputó simultáneamente siete campeonatos nacionales en Alemania, Inglaterra, Italia, España, Bélgica, Sudáfrica y Australia, y ganó los siete. En la serie alemana STW triunfó Emanuele Pirro; Biela venció en Inglaterra.
Los funcionarios del deporte reaccionaron: hasta 95 kilos de peso adicional para bólidos con tracción a las cuatro ruedas, con lo que consiguieron evitar más victorias, y un año más tarde la FIA puso punto y final a la tracción quattro en el deporte motor.
En 2011 los organizadores de las 24 Horas de Le Mans abrieron una pequeña ventana para que los autos que tomaran la partida del año siguiente en la mítica carrera de resistencia pudieran utilizar tracción quattro en algunos tramos del circuito de La Sarthe.
De inmediato la escudería de los cuatro aros aceptó el reto y preparó el Audi R18 e-tron quattro, un híbrido con la más avanzada tecnología que recupera la energía de las frenadas y la almacena para convertirla luego en potencia que envía al eje delantero para ofrecer así una nueva versión de tracción total quattro.
En 2012 el Audi R18 e-tron quattro se convirtió en el primer auto híbrido en ganar las 24 Horas de Le Mans –competencia que se disputa desde 1923–. Título que revalido este año, cuando se celebraron 90 años de la prueba de resistencia más importante del mundo.
La vanguardia a la que nos ha llevado la tecnología quattro se ha podido demostrar no solo en las pistas, sino también en las carreteras, durante cualquier época del año y bajo el mando de cualquier conductor que tenga un Audi quattro.

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